REFLEXIONES DE UNA MENTE DIVERGENTE VOL 13 : MEDITAR - PENSAR


La mente es una máquina, que martillea sin descanso durante todo el día. Incluso por la noche, sigue funcionando, llevándonos a soñar. Siempre nos mantiene activos, pensando en cientos de deberes, ideas o preocupaciones. Como un martillo que golpea las sienes, muchas veces no nos deja concentrarnos en lo que ocurre a nuestro alrededor, ya que absorbe nuestra atención hasta el infinito. Pero como toda máquina, tiene un botón de apagado, o por lo menos de stanby, el único inconveniente que está muy escondido, y necesitas de grandes esfuerzos, para encontrarlo.

Meditar, además de ser un sinónimo de pensar, también alcanza una variante más mística y profunda, que nos lleva a liberar nuestra mente del agotador trabajo de pensar, que demasiadas veces nos colapsa, llevándonos a la fatiga física y psíquica.

Pensar, desentrañar ideas, formas nuevas, buscar tres pies a un gato bípedo. Pensar, aquello que hacemos como respirar, sin percatarnos de que generamos ideas, que mientras andamos, nuestra mente se ha fugado en las últimas obras que queremos hacer en casa o en el comentario que has escuchado en la tv, un ejercicio que mantiene nuestra psique despierta, y que, nos mantiene atentos.

Capaz de aletargar nuestros movimientos, de sentir los músculos agotados por un exceso de trabajo intelectual, capaz de hacer correr al sueño, huyendo de nuestros sentidos. La mente lo rige todo como una reina caprichosa y juguetona, que juega a la rayuela. En un instante salta de un lado al otro, desconcertando a tus neuronas.

Y que hacer, cuando tantas ideas rebotan como pelotas de goma en tu cráneo?, Lo mismo que harías si fuera una niña traviesa, llamar a "papá" para que le cante una nana y la apacigüe. Y Que guarde en cajones por unos momentos, todos esos juegos, las muñecas de porcelana y las travesuras inquietas que iluminan sus ojos, mientras la sonrisa pícara aparece en su rostro. Para esconder las tensiones, que agarrota tu cuerpo, que tensan tus músculos, haciéndote saltar como un resorte, cuando alguien se acerca.

Todo ese corcho, dejarlo fuera de tu alcance, para sentirte espaciosa y relajada en la habitación con vistas, que es tu cabeza. Donde puedas bailar un vals, sin tropezarte con cajas de “cosas por hacer”, para saltar con esa música que te encanta, sin miedo a pegarte con el techo y con las arañas de gelatina, que esperan a jugar contigo.

Para tumbarte en la hierba de tu prado, y contar estrellas en la noche de luna llena, sin miedo a que ningún monstruo aparezca de la nada. Vaciar un espacio para sentir la pureza, la libertad, para sentir la felicidad de la ligereza de tu cuerpo. Paredes blancas que pintar con nuevos sueños, ánimos e ilusiones. Desechar esa agua turbia de tanto removerla, por agua trasparente con peces de colores, que alegran con su nadar tus días. Así, entiendo yo la meditación.

Un estado al que no es sencillo llegar, pero que te deja una sensación de limpieza, de novedad y felicidad increíble. Un ejercicio que consigue limpiar los restos de una tormenta en el desierto, que ha llenado todas las ideas de arena y que de un soplido largo y suave, has mandado muy lejos, quedándote con las ideas, con los problemas y con los sueños limpios y con una visión diferente.

Un viaje por tu interior, donde tus ojos observadores y ávidos de información repasan la belleza de tu “morada”, dejando en tu ser, en ti, una fragancia salvaje y dulce, una mezcla entre frambuesas y orquídeas....

Así es mi interior....un jardín de orquídeas y frambuesas, donde revolotean mariposas de colores, entre lluvia de palomitas, donde la luz la ponen unas simpáticas luciérnagas.....y un hada juega entre las ramas de un sauce llorón, ante la atenta mirada de una guerrera que limpia su cimitarra....

Piensa.... pero no olvides meditar.

Vacía para poder volver a llenar...porque el desbordamiento de un rio,echa a perder los bellas flores de las orillas ...

La gata bullanguera

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